7 de junio de 2008

Lucía


Quiero tener una niña que se llame Lucía.

Lucía. Luci. Luz. Lulu. Lu-cí-a.

Quiero tener una niña que se llame Lucía, de ojos grandes y almendrados. Vivos. Chisporroteantes de alegría. De risa fácil, de gran sonrisa. Con un hoyuelo en la barbilla. Y algo loca. Y divertida.

Quiero tener una niña que se llame Lucía, con el pelo rizado, alborotado, incontrolable. Y mirarla y derretirme. Y enroscar mis dedos en sus rizos. Y admirarla, despacito. Y quererlla mucho mucho.

Quiero tener una niña que se llame Lucía y cada noche contarle un cuento. El soldadito de plomo, la bella durmiente, ricitos de oro y los tres ositos. el pirata garrapata. Inventar mil voces, mil mundos, mil historias, para que mi niña duerma y sueñe. Para que me mire con su carita infantil y caiga rendida. Y entonces yo pueda hundir mi nariz en el huequecito que queda entre su hombro y su cuello, y aspirar ese olor rico a bollito recién hecho.

Quiero tener una niña que se llame Lucía y salir a pasear. Por la playa, por la rambla, por la Ciutadella. Llevarla al campo, jugar con ella, hacer excursiones. Chapotear en el agua de la piscina los domingos por la mañana. Descubrirle el mundo y que me lo descubra ella.

Quiero tener una niña que se llame Lucía y que se acurruque en mí para que le toque el pelo, y la acaricie. Toda blanda. Delicada. Como un peluche. Mi Lucía...

Quiero tener una niña que se llame Lucía e irla a buscar al cole, con su merienda. Y verla salir ufana de clase, con los otros niños, y que nos encontremos de nuevo como si hiciera años que no nos viéramos. Besos, abrazos, achuchones. Pero ai, cómo te he echado de menos.

Quiero tener una niña que se llame Lucía, y que el fin de semana venga a mi cama, a despertarme. Que salte alegre. Y hagamos guerra de almohadas. Y que me gane. Y que se me tire encima y yo me haga la vencida. Y que me cubra a besos y yo me la coma a abrazos y carantoñas.

Quiero tener una niña que se llame Lucía.

Lucía. Luci. Luz. Lulu. Lu-cí-a.


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