13 de abril de 2010

El abrazo




La Niña Cactus va caminando, calle abajo. Con su maletita, hacia el colegio. Le duelen las manos, llenas de espinas. Y como Pulgarcito, deja un reguero de sangre que marca su camino. En la esquina, se encuentra con el Niño Lágrima.

-Hola, Niña Cactus. Te acompaño a la escuela.
-No quiero
-Pero, ¿por qué, Niña Cactus?
-Porque seguro que me haces daño. Y me tocas, o me coges, o me abrazas y me clavas los pinchos.
-Que no, Niña Lágrima, que no. Que te prometo que no te haré sangrar.

Y allá que van, calle abajo, la Niña Cactus y R, el Niño Lágrima, con su nubecita enganchada a la muñeca.

-Y siempre te llueve así?
-Siempre.
-Vaya. ¿No te cansas de siempre ir mojado?
-A veces, sí. ¿Y tú, no estás harta de perder sangre a ese ritmo?
-Claro. Dice la Niña Cactus, tímida. Pero más de que me tengan miedo.

Y la Niña Cactus y R, el Niño Lágrima, se miran, cómplices. Y parece que se entienden. Y parece que en aquel preciso instante, ambos son los únicos que se comprenden. Y se curan un poquito sus heridas, mutuamente. R, el Niño Lágrima, le llueve un poco encima a la Niña Cactus. Y le aplaca el escozor de sus manos.

Y R, el Niño Lágrima, está tan contento, tan contento, de que la Niña Cactus haya querido ser su amiga… R, el Niño Lágrima, está tan contento tan contentp de que la Niña Cactus lo mire, le sonría, absorba parte de sus gotas que sin darse cuenta, se planta frente a ella y la sorprende con un abrazo.

¡Ai!

El Niño Lágrima siente los pinchos pinchudos de la Niña Cactus clavarse por todo su cuerpo.

¡Ai!

A la Niña Cactus se le clavan los pinchos bien hondos. Y le duele. Le escuece. Las heridas le rabian. Y la Niña Cactus no entiende, nada de nada. La Niña Cactus sólo piensa que el Niño Lágrima le ha mentido, que el Niño Lágrima ha querido hacerle daño. Y entonces la ira crece en ella. Se enfada y la rabia se apodera de ella. Y entonces ella abraza fuerte al Niño Lágrima y siente cómo nuevos miles de pinchos se clavan por su amigo. Siente cómo éste se retuerce del dolor. Y la Niña Cactus sonríe, satisfecha. Cruel.

Y un pincho se clava en el corazón del Niño Lágrima.

-Pero Niña Cactus.. yo sólo quería quererte.

Y la Niña Cactus no lo cree. La Niña Cactus, que siempre cree que es ella quien tiene la razón. Que siempre cree que son los otros los que mienten, los que hacen daño.

-Pero Niña Cactus, yo no quería hacerte daño. Sólo quería quererte. Y abrazarte.

-Niño Lágrima, sólo has pensado en ti. No en mí. Te está bien empleado.


Y la Niña Cactus, cruel, se da media vuelta y se marcha y deja al Niño Lágrima, con una espina clavada en el corazón, desangrándose. Sin mirar atrás.

F I N

2 comentarios:

bellatrix dijo...

Me encanta!!!! Es superdestroyer!!!!!

Amores que matan! Sangre!!!! XD

charichy dijo...

Hermoso y real, como la vida misma