4 de febrero de 2010

Lost in translation



En un metro, en una gran ciudad. X viaja sola, hacia alguna parte. Y viaja solo, hacia ninguna parte

En el andén, X mira hacia un lado, distraída. Ve a Y, cargado de camisas. Con su gorrito de lana gris y sus ojos azules enormes. LOs labios finos y muy rojos, que acaban optimistas, y parece que sonrían siempre. Pero qué lindo, piensa. Y su imaginación comienza a vagar por todas las películas que ha visto sobre encuentros de dos desconocidos en el metro. Medio ríe, embobada, pensando e imaginando que como My Blueberry nights, ahora Y se acercará y le hablará. Y mientras anda inventando novelas rosa, mira divertida cómo el aire que se cuela por el túnel del metro desordena y caotiza las camisas recién planchadas, aún en la bolsa transparente de la tintorería, de Y.

Llega el metro. X piensa, ojalá entres, ojalá te pongas cerca mío, ojalá me hables.

Y llega el metro, y X entra, y Y entra, y Y se pone cerca de X. Pero no le habla. X lo mira, de reojo. Y la mira, de reojo.

Qué lindo pelo tienes, le dice Y a X, en una lengua extraña, de repente, acercando la cara para olerlo, despacito, algo miedoso. Tienes un pelo rizado precioso. Y le pide permiso con los ojos para tocarlo. Y enrosca un dedo en un mechón, y lo desliza, despacio.

X se sonroja. Gracias. A veces, cuando llueve, se vuelve afro, bromea.

Y, todo serio, ¿Y cuándo nieva?

A X le encanta esa respuesta. También. Y ambos ríen, sonríen. Y se miran. Y comienzan a hablar. Voy al centro, ¿y tú? Al museo de ciencias naturales. Ah... eres turista.. Sí, claro. ¿No pensarías que era de aquí, no? ¡Quién sabe? Nadie es de aquí, y todos son de aquí. Claro

X e Y hablan.
X e Y se ríen.

X se muere de ganas de que el vagón se quede sin electricidad, se pare. Y queden atrapados horas allí dentro. Que siga la película.

El vagón llega a su destino. ¿Quieres tomar un café conmigo?, ensaya X por dentro una y otra vez, sin dejar de mirar los ojos grandes y azulones de Y. ¿Te apetece tomar un café conmigo? Oye, ¿y si tomamos un café?, piensa cada vez más alto. ¿Lo oirá Y?

Las puertas se abren. La gente sale y entra a borbotones. X y Y. Se detienen, se miran. X avanza. Y habla. ¿Qué ha dicho? Yo tengo que ir para allí... Y por dentro: te invito a un café, con el corazón palpitante

Ha sido un placer conocerte, X, la chica del pelo lindo que se vuelve afro.

Y Y le da la mano lento. Y la mira triste. X piensa que las piernas le han desaparecido debajo de la cadera. Ya no están allí, para sostenerla. Y siente que en cualquier momento caerá y será pisoteada por todos aquellos X e Y que corren hacia el trabajo.

Y se desvanece en la multitud

X comienza a andar poco a poco. Entonces, la frase de Y vuelve a su cabeza y X despacio, se gira y comienza a correr hacia el tumulto. Busca a Y desesperada, no lo ve. Quizás ha salido ya a la calle. Corre escaleras arriba. Nada. Y se ha esfumado

X se quita los guantes, la bufanda y el gorro, lentamente. Se sienta.

'X, no te vayas todavía. Tómate un café conmigo'

¿Cómo puedo no haberte entendido?

3 comentarios:

Rai dijo...

Creo que situaciones similares se dan de vez en cuando... y la lástima es que, sea X o Y, nunca acertamos a pronunciar esa frase. A veces, incluso, esa situación se te queda fija y de vez en cuando vuelve.

... aún así, es bonito.

Cuídate

Lunette dijo...

Sí, son esos encuentros-desencuentros de la vida, que justamente por su rapidez, por su intensidad, son tremendamente bellos...o mágicos, com dice Rai.

bellatrix dijo...

ais qué penilla! Es muy triste, hermoso, breve, intenso...
Y el "Y cuando nieva?" Así le roban el corazón a una despiadadamente... XDDD
"Nice curly hair", la próxima vez, que los personajes no perdonen... Que está cara la invitación a un café en la metropolis...
XD
Besazo!