16 de abril de 2008

La sensación de pérdida es terrible II



Uf, la sensación de pérdida es terrible. Además, llega a destiempo, cuando ya no te la esperas. Te levantas una mañana y está ahí, esperándote a los pies de la cama, en el armario, junto al bote del café, en la ducha. Al principio la miras extrañado, sin recordar. Piensas que si cierras los ojos fuerte y cuentas hasta tres desaparecerá, como el monstruo del armario. Pero... ¡No hay manera de librarse de ella! Es una especie de cobrador del frac, una crisálida sanguinolenta, deforme-informe-amorfa que se mueve detrás de ti; a veces se te cuela entre las piernas, como si fuera un gato, y te hace tropezar. Otras se te enrosca por el cuello y los brazos mientras ves la televisión Y te intenta engañar haciéndote cosquillas, haciéndose la inofensiva, mientras te aprieta los músculos, los pulmones, el estómago y te vas poniendo morado.

Camina lenta y parsimoniosa dejando un rastro de baba por casa, pringando las paredes, los suelos, las puertas, incluso la ropa. Y cuando entras en el salón tienes que tener mucho cuidado de no quedarte enganchado al suelo, en esa especie de magma. Y antes de ponerte un jersei tienes que revisarlo bien, no vaya a ser que ande por ahí escondida, como si fuera blandiblú, y se te quede pegada al pecho para siempre, se derrame y se te cuele entre las rendijas de las costillas y vaya a parar a algún órgano vital. ¡Menudo estropicio!

Vivir así no es nada fácil. A veces, fregona en mano, intentas recogerla y deshacerte de ella, tirándola al WC. No obstante, cuando crees que lo has conseguido, que ya no está, aparece de nuevo, traidora, chorreándote la vida. Y entonces asumes que siempre estará contigo, por mucho que intentes esquivarla y evitarla, y que, a lo sumo, conseguirás hacerla más chiquita, para que no moleste tanto. Quizás entonces algún día te olvides de que anda por ahí, por casa y la vuelvas a ver escondida en alguna maleta, en la estantería o en algún ámbum de fotos. Pero para entonces ya la habrás perdonado y la mirarás con cariño, y ella tímida, abrumada por tanta comprensión, se hará a un lado y te dejará seguir pasando las páginas.



(Damià Díaz. Suite Retratos del vacío 7)

2 comentarios:

Oriol Quo dijo...

uoooops!!! cierto...
seguramente la sensación de perdida te es inevitable... subjetivo...
Lo que no significa que haya soledad!!
Venga.. estamos!

Un abrazo!

Cristinette dijo...

Gràcies Oriol