6 de enero de 2010

El niño lágrima


R es un niño lágrima
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R desde hace algún tiempo va por la calle, R el niño lágrima, con una nubecita chiquita que lo sigue. Por todas partes. Arriba y abajo. R y su nube azul.


R mira hacia arriba con la vana esperanza de que algún día esa nubecita que no deja de lloverle encima, que no deja de taparle el sol, se desvanezca, se esfume, se deshaga, se deshilache, como las nubes de algodón de las ferias. Pero pasan los días y los días, y aquella nube, cabezota, aún está allí.

Y no para de lloverle encima a R, el niño lágrima.,,,,,,,,
Y R ve como el resto de personas ya no lo recuerdan como era antes. Se ha acostumbrado tanto a la nube, R se ha acostumbrado tanto a esa nube fea y gorda, que parece que siempre tenga que ser así.

Entonces, un día, R ve triste requetetriste como algunas de las personas que lo rodean, algunas de las personas a las que más quiere, comienzan a contagiarse de su climatología y comienzan a perseguirlas una especie de sombras nubolosas a todas partes.
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Y R no puede dejar de sentirse culpable. Ai...
Y R no puede dejar de sentirse responsable. Y entonces truerna, relampaguea, y las tormentas de la nube de R se hacen más y más grandes. Y el pobre R llora que te llora.

Y comienza a haber personas lágrimas como él repartidas por el mundo y... no le gusta. R quiere que la gente ría. Que la gente sueñe.
Y R llora
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R ya no se acuerda ni de quién es. Y espera que salga el sol. Y lo busca por todas partes. A veces, sólo a veces, sale cuando menos se lo espera, sobre todo si no controla inquieto la hora.


R es un niño lágrima.
R es un niño lágrima que no sabe el más importante de todos los secretos:

Que,
a veces,
basta con llevar paraguas, para que esa nube patosa, que se nos enreda entre el pelo, acabe de descargar y se marche. Sin que nos moje.
A veces,
si no tenemos paraguas, nos lo pueden prestar. También podemos acurrucarnos bajo el de otro.



Y lo que R tampoco sabe es que a veces, cuando menos se lo espera, sobre todo si no busca y rebusca entre mapas y más mapas, al fondo a la derecha, en el bosque, hay siempre un árbol naranja, con unas ramas frondosas enoooormes, bajo las cuales cobijarse.

Pero R es un niño lágrima.

5 comentarios:

bellatrix dijo...

Un árbol naranja en el bosque, pedir un paraguas, acercarse y cobijarse en el de otro... Genial!
Tiene usted dotes de cuentacuentos, señorita-sonrisa...

Besazos! ;-)

Rai dijo...

bonito árbol ése... ya nos contarás por dónde queda.

Un abrazo y feliz año

Cristinette dijo...

Gracias Bellatrix :)
De mayor me encantaría ser contadora de historias

Rai... no me digas que a ti también te persiguen las nubes? Los árboles naranja están a nuestro alrededor. Sólo tienes que mirar y ver :)

Por cierto, me acordé de ti estos días. Fui a ver una expo sobre los orígenes del ser humano y... ahí estaban tus neardentales :D

Rai dijo...

... pues creo que donde vivo (Barcelona) también hay una exposición similar... pero todavía no he tenido tiempo para acercarme a verla y saludar a mis amigos. A ver si puedo echarle un vistazo y ver cómo los dejan.

un abrazo

bellatrix dijo...

We're missing your tales...