31 de marzo de 2008

Bat for Lashes

La descubrí un poco por casualidad y por culpa de S. Ella me habló de Bat for Lashes y yo recordé que la tenía perdida entre gigas y gigas de música en el ordenador. Rescaté la primera canción y me encantó, "Horse and I". Me hace soñar un poco despierta. Me gusta ponérmela mientras voy en el metro o en el tren, e imaginar que la señora de enfrente lleva un par de duendes en el bolso, que hiedras salvajes se enroscan de repente por las barras para sujetarse del vagón; o que la próxima parada no será Plaza Catalunya sino algún reino inexistente.

Casi todas sus canciones tienen un aire a cuento de princesas secuestradas por malvados dragones, de castillos, de apuestos príncipes azules -de-esos-que-todas-sabemos-que-no-existen-claro-. Y... lo mejor de todo es que esta chica, un portento de veintipocos, viene dentro de poco a Barcelona, a tocar. El mismo día que Radiohead. Mejor imposible, no? Yo voy.

¡Que lo disfrutéis!

Esta noche soñaré que escribo

Aunque hoy escribo por primera vez, hace mucho mucho que empecé este viaje. Quizás desde que volví a Barcelona, tras un periplo de un par de años. La idea de poner orden a este caos de pensamientos y de sentimientos que corren por mí, desbocados, me perseguía desde hacía tiempo y se coló en la maleta a la vuelta. Y estaba ahí, dando golpes para salir. Y hace unos días, mientras me duchaba, se me ocurrió que tal vez podría funcionar como ejercicio de exorcismo, como cuando de pequeña te da terror mirar debajo de la cama por si sale ese monstruo y te atrapa y te lleva lejos de tus padres y te come, y entonces una noche tu madre, paciente, decide examinar contigo y con una linterna -importante detalle- lo que las cuatro esquinitas que tiene tu cama esconden. Y nada, sólo hay polvo. Pues este blog podría ser algo así, una especie de linterna mágica con la que mirar qué hay por aquí dentro y ver si encuentro de nuevo los cables para unir las conexiones y volver a darle al on.

Esta noche soñaré que escribo. Que abro la boca y brotan letras de todos los tamaños, chiquitas, menudas, enormes, orondas y lirondas, finitas, algunas rojas, y de vez en cuando se escapará traicionero algún punto, de esos con ansias de llegar a ser punto y final, con ganas de aguar la fiesta y de que dejen de salirme letras. Y frases. Y palabas. E incluso párrafos. Entonces me despertaré y correré a encender el portátil. y mientras las iré pescando al vuelo y las guardaré con cuidado en el bolsillo del pijama, para que cuando me ponga a escribir, estén allí. No puedo tardar demasiado, tengo que darme prisa. Si no, correría el peligro de que se desintegraran y desaparecieran para siempre. Como el polvo mágico de Campanilla. O el amor, que es eterno mientras dura.

Bona nit

C.